Se viene, esto se pone en marcha. La Omloop nos dará en apenas unos días la bienvenida a nuestro período favorito del año; se abre la temporada de clásicas. Pero este año es especial, el año 0. Este año se da, por fin, el relevo generacional definitivo, ese del que hablamos en este mismo blog hace menos de un año.
Año 0, después de Boonen y Cancellara. Y todo empieza en Omloop, la única carrera de las piedras que la leyenda viva nunca ha sido capaz de ganar; y acabará con la carrera que le llevó a la gloria, por su quinto adoquín, o más poético, por un pedacito de cielo. En frente, la leyenda que viene, el abanderado de la nueva generación. Peter, aunque vistiendo de Dios, será el villano para muchos, aquel que encabece la oposición al hipotético quinto triunfo en el velódromo. De espectadores, Van Avermet, Stannard, Boasson Hagen, Vanmarcke, Kristoff, Degenkolb y un Tony Martin que podía haber sido gran cómplice de la quinta piedra, la que sólo un humilde australiano con apenas dos victorias como profesional pudo impedir.
Porque así son las clásicas, porque por ello las amamos y estaremos pegados a la pantalla, esperando ver las bicis rebotar en el Taienberg, el Paterberg y en Arenberg; dónde las leyendas son forjadas, y dónde luchan entre sí. Por ello: Viva Sagan, viva Boonen y viva el CICLISMO.
No es un trofeo, es grandeza |